Hace casi un año, un joven colombiano de diecinueve años intento matar a un compatriota suyo a las puertas de una discoteca de Valencia (España) por el simple hecho de haber pretendido sacar a bailar a su novia.
Los hechos ocurrieron a las seis de la madrugada del día 18 de julio de 2011. Un cliente de treinta y cinco años sacó a bailar a una chica colombiana a la que conocía, y en ese momento se abalanzó sobre él el acompañante lleno de celos. La pelea, disputa o reyerta obligó a intervenir a los seguratas, que echaron del local al novio celoso.
Cuando la situación parecía calmada el hombre de 35 años recibió una llamada: ¿Ha visto al señor Tas, de nombre Miste? (cosas de llevar siempre el móvil encima) que le obligó a salir a la calle para entender mejor lo que le decían.
En ese momento recibió dos navajazos a traición, se los habían propinado el novio celoso y otro chico menor de edad de origen colombiano también.
A los diez días el menor fue hallado y detenido. Al día que escribo estas lineas el novio celoso, ha sido arrestado.
Asesinar a una persona esta muy mal. Pero también esta mal que vengan de fuera, sean acogidos y encima vengan con los humos subidos y tan violentos. Esta vez fue un compatriota suyo, pero igual podría haber sido un ciudadano español.
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