La ciudad de Peñíscola, al Norte de la Comunidad Valenciana, se encuentra en un punto privilegiado del Mediterráneo español. Los 79 km2 de extensión del municipio, 17 de los cuales discurren paralelos al litoral, se reparten equitativamente entre las superficies forestales y los cálidos cultivos mediterráneos, entre los que no faltan el naranjo, el olivo y el almendro.
La ciudad antigua, coronada por la que fuera morada del Papa Benedicto XIII, un castillo-fortaleza del s. XIV, ocupa un imponente peñón que se alza 64 m sobre el azul del mar; está unido al continente por un cordón de arena que tiempo atrás era barrido por las olas durante los temporales, transformando a la ciudad en una efímera isla.
En contraste con el casco antiguo, se encuentran las nuevas calles y avenidas de la zona turística. Cálidas aguas en verano y otoño, se reparten entre las extensas playas de fina arena al norte de la ciudadela y hermosas calas flanqueadas por abruptos acantilados al sur.
Peñíscola, también conocida como Ciudad en el Mar, está coronada en lo más alto del peñón por el Castillo del Papa Luna, una fortaleza templaria datada del año 1307 que se convierte en una torre vigía inexpugnable, rodeado de un conjunto de murallas que protegen la ciudad antigua.
Peñíscola ha sido encrucijada de todas las civilizaciones mediterráneas que desde el alba de la historia vienen navegando por este mar de bonanza y cultura. A fenicios y griegos, les siguieron cartagineses, romanos, bizantinos y árabes...todos supieron de su ventajosa situación, de su seguridad como fortaleza irreductible y de su idoneidad como hábitat, tanto por su clima como por disponer de abundante agua dulce que mana de las entrañas de la roca en la propia ciudadela.
En tiempo ya de los cristianos, los míticos y enigmáticos Caballeros Templarios se asentaron en el tómbolo, donde ya existía una fortaleza árabe y no tardaron en persuadirse de las excepcionales características que reunía para ser convertido en fortaleza inexpugnable.
Entre los años 1294 y 1307 fue construido el actual castillo Templario sobre los restos de la alcazaba árabe. Los promotores fueron frey Berenguer de Cardona, que era el Maestre de la Orden del Temple en Aragón y Cataluña y frey Arnaldo de Banyuls, que era el Comendador de Peñíscola. Los escudos de ambos se conservan esculpidos en piedra formando fajas heráldicas situadas por encima de la puerta de acceso al castillo y también sobre la puerta de la basílica.
La excepcional robustez de sus muros y bóvedas de arco ligeramente apuntado y su total construcción con magnífica fábrica de sillería, así como su desnudez y austeridad en elementos ornamentales constituyen la impronta de una arquitectura militar tremendamente maciza y sobria que, estilísticamente, discurre entre el románico tardío y un gótico incipiente.
Si esta interesado en conocer más: Ayuntamiento Peñiscola
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