1. Panorama general
El régimen de Siria, encabezado por el presidente Bachar al Asad, inició una violenta represión contra los activistas que exigían prosperidad económica, y libertades políticas y civiles.
Esto desencadenó un levantamiento nacional y finalmente una guerra civil contra los rebeldes armados, de los cuales muchos habían desertado de las fuerzas armadas.
Se calcula que para julio de 2013, el conflicto se había cobrado la vida de 17.000 personas, la mayoría civiles, según las Naciones Unidas. Más de 170.000 habían escapado de la nación de Medio Oriente para buscar refugio en países vecinos como Iraq, Turquía, Libano y Jordania.
Durante el levantamiento, el gobierno sirio ha tildado a la oposición de terroristas que tratan de desestabilizar al país. Los líderes de la oposición dicen que solo es la justificación para los ataques del régimen.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y muchos otros líderes mundiales, han exhortado a al Asad a ceder el poder que su familia ha tenido desde 1970. También impusieron sanciones económicas sobre Siria mientras tratan de encontrar una solución diplomática a la crisis.
2. Cómo empezó todo
En enero de 2011, la revolución en Túnez marcó el inicio de la llamada Primavera Árabe.
El levantamiento exitoso de Túnez inspiró una inestabilidad similar en los países a lo largo del norte de África y Medio Oriente que, como Túnez, experimentaban un desempleo elevado, corrupción y represión política de parte de dictadores.
En marzo de 2011, la violencia se desató en Daraa, Siria, luego de que un grupo de niños y adolescentes quedara arrestado por pintar un grafiti con motivos políticos. Docenas de personas murieron cuando las fuerzas de seguridad se enfrentaron a los manifestantes.
Los manifestantes pronto pidieron que al Asad dejara el cargo al igual que Hosni Mubarak, de Egipto, y Zine el Abidine Ben Alí, de Túnez. Al Asad prometió hacer cambios y levantó el estado de emergencia en el país, que durante 48 años le dio al régimen el poder de detener a cualquier persona por tiempo indefinido sin levantarle cargos.
Sin embargo, solo cuatro días después de que se levantara el estado de emergencia, en abril de 2011, el régimen sirio envió miles de soldados a Daraa para emprender una campaña de represión, de acuerdo con los testigos.
Desde entonces, la violencia ha empeorado y se ha esparcido por todo el país; se ha convertido en una guerra civil total entre el régimen y la resistencia armada. Para mediados de 2012, los enfrentamientos habían llegado a Damasco, la capital, y a Alepo, la ciudad más grande.
3. ¿Quién es al Asad?
Bachar al Asad ha sido presidente desde que su padre, Hafez, murió en 2000. Hafez gobernó Siria por casi 30 años y se suponía que lo sucedería su hijo mayor, Basel, quien murió en un accidente automovilístico en 1994.
Cuando Bachar asumió la presidencia, a los 34 años, las naciones occidentales esperaban que fuera más moderado que su padre, un aliado acérrimo de los soviéticos. Bachar, un joven con educación occidental, estudió Oftalmología en Londres.
La familia al Asad es alauí chií, una rama del islam chiita (para los chiítas, solamente los descendientes directos de Mahoma están autorizados para ser líderes de la fe) que es minoría en un país en el que casi las tres cuartas partes de la población son sunitas (para los sunitas no es necesario que los líderes procedan directamente de Mahoma). Bachar designó a sus familiares cercanos a puestos clave en el gobierno y muchos de sus simpatizantes son alauíes o pertenecen a otras minorías que temen que ocurra algo si los sunitas llegan al poder.
4. ¿Quiénes son los rebeldes?
La oposición ha crecido, está mejor organizada y mejor armada desde que inició el levantamiento. Muchos de los combatientes son exsoldados que desertaron de las fuerzas armadas, pero también hay civiles que han tomado las armas contra el régimen de al Asad.
“Voy a la guerra por mi familia, por mi país”, dijo Soukrot Amin, voluntario de 23 años con el Ejército Libre de Siria. “Porque (al Asad) ha matado a todos. Mató a mi primo. Destruyó mi aldea. Destruyó mi hogar”.
El Ejército Libre de Siria, el principal grupo de oposición, surgió en julio de 2011 y se atribuyó un ataque contra una base de inteligencia aérea. No es la única milicia que se opone a al Asad y existen dudas sobre la verdadera unión de la oposición.
En general, los rebeldes han demostrado que pueden atacar eficazmente al régimen, pero no han podido conservar el control de las grandes ciudades por mucho tiempo y con frecuencia se retiran bajo la presión de un Ejército sirio mejor preparado y con capacidad de acción aérea.
5. Intervención internacional
Estados Unidos y muchos de sus aliados occidentales han impuesto sanciones económicas contra Siria, condenaron a al Asad y exigieron que abandonara el poder. Sin embargo, no han persuadido al Consejo de Seguridad de la ONU a que haga lo mismo. China y Rusia, dos de los socios comerciales de Siria, vetaron varias de las resoluciones propuestas respecto a Siria.
Los EE.UU. apoyan a los insurgentes sunitas para derribar al gobierno chíita de Asaad y así debilitar a la alianza Irán-Siria-Hezbollah, principal enemigo de Israel (aliado número uno de EE.UU en Medio Oriente). Además, la influencia rusa en la región podría verse debilitada. Sin embargo, los EE.UU. temen que la caída de Assad y las armas químicas que se encuentran en el país caigan en manos de los islamistas (sunitas) insurgentes y Siria no se estabilice después de la caída de Assad, sino que se convierta en otro estado fallido, como Somalia.
Una intervención internacional para solucionar el conflicto parece poco probable. Las posiciones de veto de Rusia y China no han cambiado desde 2011 y el Consejo de Seguridad de la ONU no aprobaría una resolución para una posible intervención. Sin embargo, los EE.UU podrían justificar una intervención si demuestran una emergencia humanitaria, como sucedió en Bosnia con la OTAN. Si las probabilidades de que el Consejo de Seguridad de la ONU para aprobar una intervención son escasas, la confirmación del uso de armas químicas por parte del gobierno sirio es una pieza importante del rompecabezas para los americanos, ya que viola el derecho internacional de la Convención de Ginebra.
Por lo tanto, los Estados Unidos podrían aprovechar el uso ilegal de las armas químicas para justificar ir por sí solos. En realidad, existen diversas razones multidimensionales para justificar su acción militar: es una señal de que el uso de armas químicas contra su propio pueblo no se tolerará; también representa una manera de desviar la atención del conflicto presupuestario en EE.UU. y la posibilidad de unir demócratas y republicanos en una misma causa, así como un signo de la fuerza de Estados Unidos, sobre todo en lo que se refiere a la nueva posición de China en el mundo. Y finalmente, es una manera de evidenciar el poder del presidente Barack Obama frente a Vladimir Putin, quien ha venido provocando a los Estados Unidos a través de acciones como las restricciones a los derechos de los homosexuales en Rusia, el rechazo de adopción para niños rusos en los Estados Unidos y el caso de Edward Snowden, el cual todavía está muy sensible.
Rusia desde el comienzo del conflicto ha apoyado a Assad, ya que tiene su único puerto en el Mar Mediterráneo en la ciudad siria de Tartus –el único puerto marítimo de Rusia, que no se encuentra en un antiguo territorio de la Unión Soviética– y por lo tanto de importancia estratégica vital. Por otra parte, la política exterior de Rusia, después de la caída de la Cortina de Hierro, se ha caracterizado por ser no intervencionista en los asuntos internos de otros países. Antecedentes de esta directiva es la heterogeneidad étnica de Rusia y el temor a que la intervención internacional puede ser utilizada como un argumento en las frágiles estructuras estatales rusas para futuros levantamientos. Una toma de control suní podría tener, por ejemplo, un impacto en los musulmanes del sur de Rusia y así desestabilizar la región. Además, la política exterior de Rusia también se rige bajo el llamado “juego de suma cero”, en donde decisiones como ésta se toman para demostrar su propia fuerza, pues el hecho de que EE.UU no gane representa un éxito para Rusia.
Sin el consenso internacional, la mayoría de los países ha dudado en intervenir militarmente. Se cree que Arabia Saudita y Qatar, dos países en Medio Oriente bajo el mando de los sunitas, están enviando armas a la oposición. Sin embargo, Estados Unidos solo está proporcionando asistencia no letal y humanitaria.
Irán apoya a al Asad y al régimen sirio, a la vez que Hezbolláh, un aliado chiita en Líbano.
La ONU, a través de su ex secretario general, Kofi Annan, propuso un plan de paz este año y envió un equipo de observadores al país para implementar una tregua que se supone que entraría en vigor. Sin embargo, persistió la violencia, los observadores se retiraron y Annan renunció a su cargo como enviado especial.
La solución que se ha encontrado ahora –la transferencia de las armas químicas a la comunidad internacional– es una situación clásica de ganar-ganar: Putin ya no puede ser acusado de apoyar la guerra y Obama puede terminar un debate políticamente sensible sin perder la cara.
6. ¿Cuál es la importancia de Siria?
Siria sufre una crisis humanitaria: la gente está muriendo, pasan hambre y necesitan ayuda. La ONU señala que la violencia ha dificultado el acceso al agua, alimentos, energía eléctrica y suministros médicos a muchos sirios, lo que ha obligado a miles a abandonar el país.
Sin embargo, el rol crucial de Siria en el corazón de Medio Oriente implica que también habrá consecuencias políticas a largo plazo.
Muchos analistas creen que el conflicto es una guerra entre Irán y sus rivales árabes sunitas en la región, entre Irán y Estados Unidos e incluso entre Estados Unidos y Rusia; este último enfrentamiento gira alrededor de “quién tendrá mayor influencia en el futuro de la región y en qué términos intervendrá la comunidad internacional en conflictos como el de Siria”, dijo Nader Mousavizadeh, director ejecutivo de Oxford Analytica.
Como el régimen sirio es alauí y la mayoría del país es sunita, también existe el riesgo de que el conflicto en Siria derive en una sangrienta batalla sectaria, como ocurrió en Irán, que podría desestabilizar aún más a la región.
Siempre que se habla de inestabilidad en Medio Oriente, surge la preocupación de que al Qaeda y otros grupos militantes de línea dura llenen los posibles vacíos de poder o suplan a los Estados fallidos.
Hay que tomar en consideración el problema árabe-israelí. Siria ha sido un aliado clave de los palestinos a lo largo de los años y ha apoyado activamente a Hamas y a Hezbolláh mientras comparte fronteras con Israel. ¿Cuáles serán las implicaciones de los hechos en Siria para la paz en Medio Oriente?
Como dijo alguna vez Henry Kissinger, un antiguo diplomático estadounidense, “Los árabes no pueden hacer la guerra sin Egipto y no pueden lograr la paz sin Siria”.
Con la adhesión de Siria a la Convención sobre Armas Químicas de las Naciones Unidas, así como el compromiso de renunciar a sus armas químicas y transferirlas a la comunidad internacional, el gobierno de Assad gana tiempo. Un procedimiento complicado de los inspectores, los plazos y la burocracia crea las posibilidades de un juego del gato y el ratón y así podrá mantener su status quo probablemente por otros años.
Fuentes:
animalpolitico.com
cnn español
Y como no podía faltar aquí os dejo un vídeo:
Documentos TV - Siria, entre dos frentes
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